El pasado lunes 2 de mayo realizamos la ruta literaria que se describe en la novela La playa de los ahogados de Domingo Villar junto al IES Ferrolterra. Todas las secciones del club han participado. Ha sido una experiencia inolvidable que nos ha permitido acercarnos a la literatura de una manera real, cercana, tangible e inmediata.
Trabajamos con la selección de textos realizada por Francisco Xavier Camba Sanmartín.Aquí os dejamos un resumen de la jornada elaborado por Iván Álvarez, miembro de la sección ATENEA de nuestro club de lectura, así como algunas fotos de la salida.
Trabajamos con la selección de textos realizada por Francisco Xavier Camba Sanmartín.Aquí os dejamos un resumen de la jornada elaborado por Iván Álvarez, miembro de la sección ATENEA de nuestro club de lectura, así como algunas fotos de la salida.
La ruta literaria
El 2 de mayo fue un día increíble. El club de lectura del IES Pedro Floriani organizó una excursión en la que recorrimos varios de los lugares en los que está ambientada la famosa obra de Domingo Villar llamada La playa de los ahogados.
Para empezar esperamos a que unos compañeros de Ferrol llegasen hasta nuestro instituto para hacer el viaje juntos. Cuando llegaron nos subimos todos en un bus y nos fuimos rápidamente.
En cuanto llegamos sentimos un calor sofocante debido al caluroso día que hacía. El primer lugar en el que estuvimos fue el puerto de Panxón; un lugar algo pequeño pero con una playa enorme y un agua cristalina que hacía querer tirarse de cabeza. Nos dirigimos hasta el embarcadero y allí leímos algunos fragmentos de la obra de un pequeño librillo que nos dio la profesora. Después de leer un poco fuimos a pie hasta otro tramo de la playa en el que, según el libro, fue donde apareció el cadáver del pescador. Momentos después caminamos hasta el Templo Votivo del Mar. La profesora nos contó que esa iglesia fue creada con materiales reciclados que procedían de diversas partes ya que no tenían el dinero suficiente para construirla. El que fuera construida de esa manera hace que tenga muchas goteras ya que la mayor parte se tuvo que ensamblar con cemento, pero gracias a la disposición de las vidrieras a diferentes horas del día se obtiene un tipo de iluminación u otra haciendo que el ambiente vaya cambiando. Al salir también pudimos observar que en la cima de un pequeño torreón había una rosa de los vientos lo que, desde que se construyó hasta ahora, ha ayudado a los marineros a guiarse como si fuera un faro. Cuando terminamos de ver la iglesia fuimos a un pequeño cementerio donde estaban enterrados los marineros que no se habían podido identificar, por lo que fueron enterrados en una fosa común. Después de ese pequeño trayecto volvimos al bus y nos dirigimos hasta el monte.
Al llegar fuimos caminando hasta la entrada de una ruta por la que atravesamos el monte. El camino fue largo y algo difícil, para unos más que otros a causa de resbalones y de no llevar un tipo de zapato apropiado para la ocasión. Tuvimos que subir algunas pendientes, pero al llegar a la cima pudimos disfrutar de unas vistas maravillosas que hicieron valer la pena el esfuerzo. Desde una pequeña zona del camino se podía observar todo Monteferro, inmenso y precioso, además de ver en la distancia las islas Cíes. Continuamos por el camino fijado hasta dar con una carretera que nos llevó hasta el faro de Punta Lameda, la zona donde se suponía que estaba el barco del marinero ahogado, atrapado a los pies del acantilado en una pequeña poza de difícil acceso desde el mar. Ya en el último trayecto llegamos hasta el bus y volvimos a la playa en la que habíamos estado horas antes.
Llegamos sobre las tres menos cuarto y los profesores nos dieron tiempo libre para poder comer y descansar. Cuando terminamos la comida la mayoría de nosotros disfrutamos de la arena clara, el agua fresca de la orilla y el sol que, aunque todavía pegaba fuerte, era bastante agradable. A las cuatro volvimos a subir al bus y emprendimos el viaje de vuelta hasta Vigo.
El autobús nos dejó frente al gran centro comercial A Laxe, el cual estaba construido al lado del puerto. Dejamos nuestras mochilas en el vehículo y comenzamos a seguir a la profesora hasta llegar a una pequeña plaza donde se encuentra la primera farola eléctrica que se instaló en Vigo. A continuación fuimos hasta la taberna del Elixio, pero no pudimos entrar porque lleva cerrada varios años aunque el edificio todavía se mantiene. Continuamos caminando hasta llegar a una zona con jardines. Allí se encontraba una heladería llamada Capri donde se preparan helados artesanos que están deliciosos. Después de hacer una pequeña parada allí, ya por último, fuimos hasta la radio en la que trabajaba Leo Caldas y caminamos hasta el autobús para terminar este maravilloso día y volver a casa.
Para empezar esperamos a que unos compañeros de Ferrol llegasen hasta nuestro instituto para hacer el viaje juntos. Cuando llegaron nos subimos todos en un bus y nos fuimos rápidamente.
En cuanto llegamos sentimos un calor sofocante debido al caluroso día que hacía. El primer lugar en el que estuvimos fue el puerto de Panxón; un lugar algo pequeño pero con una playa enorme y un agua cristalina que hacía querer tirarse de cabeza. Nos dirigimos hasta el embarcadero y allí leímos algunos fragmentos de la obra de un pequeño librillo que nos dio la profesora. Después de leer un poco fuimos a pie hasta otro tramo de la playa en el que, según el libro, fue donde apareció el cadáver del pescador. Momentos después caminamos hasta el Templo Votivo del Mar. La profesora nos contó que esa iglesia fue creada con materiales reciclados que procedían de diversas partes ya que no tenían el dinero suficiente para construirla. El que fuera construida de esa manera hace que tenga muchas goteras ya que la mayor parte se tuvo que ensamblar con cemento, pero gracias a la disposición de las vidrieras a diferentes horas del día se obtiene un tipo de iluminación u otra haciendo que el ambiente vaya cambiando. Al salir también pudimos observar que en la cima de un pequeño torreón había una rosa de los vientos lo que, desde que se construyó hasta ahora, ha ayudado a los marineros a guiarse como si fuera un faro. Cuando terminamos de ver la iglesia fuimos a un pequeño cementerio donde estaban enterrados los marineros que no se habían podido identificar, por lo que fueron enterrados en una fosa común. Después de ese pequeño trayecto volvimos al bus y nos dirigimos hasta el monte.
Al llegar fuimos caminando hasta la entrada de una ruta por la que atravesamos el monte. El camino fue largo y algo difícil, para unos más que otros a causa de resbalones y de no llevar un tipo de zapato apropiado para la ocasión. Tuvimos que subir algunas pendientes, pero al llegar a la cima pudimos disfrutar de unas vistas maravillosas que hicieron valer la pena el esfuerzo. Desde una pequeña zona del camino se podía observar todo Monteferro, inmenso y precioso, además de ver en la distancia las islas Cíes. Continuamos por el camino fijado hasta dar con una carretera que nos llevó hasta el faro de Punta Lameda, la zona donde se suponía que estaba el barco del marinero ahogado, atrapado a los pies del acantilado en una pequeña poza de difícil acceso desde el mar. Ya en el último trayecto llegamos hasta el bus y volvimos a la playa en la que habíamos estado horas antes.
Llegamos sobre las tres menos cuarto y los profesores nos dieron tiempo libre para poder comer y descansar. Cuando terminamos la comida la mayoría de nosotros disfrutamos de la arena clara, el agua fresca de la orilla y el sol que, aunque todavía pegaba fuerte, era bastante agradable. A las cuatro volvimos a subir al bus y emprendimos el viaje de vuelta hasta Vigo.
El autobús nos dejó frente al gran centro comercial A Laxe, el cual estaba construido al lado del puerto. Dejamos nuestras mochilas en el vehículo y comenzamos a seguir a la profesora hasta llegar a una pequeña plaza donde se encuentra la primera farola eléctrica que se instaló en Vigo. A continuación fuimos hasta la taberna del Elixio, pero no pudimos entrar porque lleva cerrada varios años aunque el edificio todavía se mantiene. Continuamos caminando hasta llegar a una zona con jardines. Allí se encontraba una heladería llamada Capri donde se preparan helados artesanos que están deliciosos. Después de hacer una pequeña parada allí, ya por último, fuimos hasta la radio en la que trabajaba Leo Caldas y caminamos hasta el autobús para terminar este maravilloso día y volver a casa.
FOTOS DEL RECORRIDO