Empresa
harto difícil era abarcar Crimen y
castigo y así se ha visto en la reunión del club celebrada el 11 de enero,
pocos han logrado terminarlo. No haremos honor a su nombre y dejaremos que el
poso de la lectura iniciada sea estímulo suficiente para continuarla
individualmente.
Nuestro
próximo encuentro será el lunes 15 de febrero,
en él comentaremos una de las novelas negras más actuales con el aliciente de
que su trama se desarrolla en nuestra provincia.
¡Muy
apetecible!
La playa de los ahogados
Domingo
Villar
Vuelve, en esta segunda y esperada entrega, el detective gallego de Ojos de agua (Siruela, 2006) Leo Caldas.
Una mañana, el cadáver de un marinero es arrastrado por la marea hasta la
orilla. Si no tuviese las manos atadas a la espalda, Justo Castelo sería otro
de los hijos del mar que encontró su tumba entre las aguas mientras faenaba. Pero el océano nunca ha necesitado amarras
para matar. Sin testigos ni rastro de la embarcación del fallecido, el lacónico
inspector Leo Caldas se sumergirá en el ambiente marinero del pueblo, tratando
de esclarecer el crimen entre hombres y mujeres que se resisten a desvelar sus
sospechas y que, cuando se decidan a hablar, apuntarán en una dirección
demasiado insólita. Un asunto inoportuno para Caldas, que atraviesa días
difíciles: Alba ha vuelto a dar señales de vida, el único hermano de su padre
está gravemente enfermo y su colaboración en el programa de radio se está
volviendo insoportable.
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